... Huele a tierra mojada ...






aaahhh...es la lluvia de nuevo, ese poder que tiene de envolver el ser, de empapar con su fuerza y vitalidad la tierra sedienta.
Es que controla mis palabras, arraiga mi alma de manera oleante...

bueno...la inspiración se me acabó, quizá mañana el día sea un poco más claro o puede ser que esté cargado de nubes maliciosas y traviesas dispuestas a mojar un poco más el polvo que pisamos...o el cemento.
Creo que algún día debería salir bajo la lluvia...a caminar por ahí, no sé a donde. Me encanta sentir ese sabor a libertad indeterminada, indefinida, que regala la naturaleza. Me gusta mirar los cielos rosados y naranjos mientras el aire húmedo pasa por el rostro, casi jugando, serpenteando, mojando...inundando cada por de piel que no haya sido conquistado.

inspiradora, así es la lluvia...alegre, suave, deshojante de sentidos. Marca el límite entre el calor del hogar y la pared de cristal de un mundo que vuelve a renacer, la melancolía fronteriza entre la ventana y los espejos de agua que el cemento abraza.

Que bueno, la lluvia no cambia el efecto en mí...que espero que mi alma abarrotada por huesos y carnes, siga alegrándose con el canto y la melodía de cada gota perenne en la tierra.

1 comentario:

Talí Naló dijo...

Tienes una hermosa visión de la lluvia, compartida por mucha gente. Creo en general que a ella se asocia mucho la libertad y la renovación... sin duda es mágica, es bonita.

Sin embargo yo, vivo en la ciudad más pluviosa de Chile y tengo una relación de amor/odio con ese fenómeno climático, así que no puedo decir lo mismo. De todas maneras me hiciste sonreir y pensarla otra vez (como cuando vivía en mi propia tierra) como algo que disfrutar.

Gracias por tu comentario, muy bonito =)