... Day ...






A veces dan ganas de tomar el tiempo perdido y guardarlo en una caja de cristal, para poder sacar cada momento ya vivido y volver a saborearlo. Volver a vivirlo, volver a sentirlo.
El pasado es tan ilusorio como lo es el futuro, y el presente que vivimos es tan ciego como los ojos que recorren las calles atestadas de cementos y brisas grises, sin habla, solo movimiento. Manejados y controlados por una fuerza cinética y otra fuerza centrífuga que revuelven cada paso registrado con ecos...ciegos.
Me gusta caminar, a veces, por las calles otoñales de Santiago, solo a veces...acompañandome con un poco de música, algo de melancolía y un cuaderno proseacaso bajara alguna de las musas  para besarme los labios y escribirme alguna idea loca...no soy muy loco, es más: soy de esos seres que se fusionan con el resto de las sombras disfrazadas de terno negro y camisa blanca. Lo que me hace distinto, sin embargo, es mi completa ignorancia, una ignorancia palpable y concreta que se traduce muchas veces en motivación o la muerte misma.

La muerte es la garantía que tenemos nosotros los seres humanos para darnos cuenta de que vivimos, es la tragedia acariciable y suave bajo la cual estamos hechos, es la esencia de la que el cuerpo teme llegar. Hoy en día la gente no habla mucho de la muerte, tampoco de la vida...menos de sus sueños. Las veces que he hablado sobre aquello, es en alguna mesa dentro de algún bar...otoñal también, de Santiago donde la cebada hace de las suyas y sensibiliza hasta el punto de concentrar un lazo pulcro y desinhibido donde todos ponen una parte de sí mismo sobre la mesas y dicen: este soy yo.
Se revelan alegrías y tristezas donde principalmente se pone en juego, allí mismo sobre la mesa, en un lugar minúsculo del ultimo bastión del planeta, la tragedia en la que estamos insertos...en un zócalo invisible que nos tocó vivir llamdo cultura.

¿por qué todos lloramos y reímos?, ¿qué nos hace valiosos frente a los ojos de un Dios y un demonio?, ¿de dónde nació el amor?...
Creo que nacemos en base a preguntas sin respuesta, somos hijos del misterio y padres de nuestras interrogantes que acunamos, cuidamos, alimentamos y vemos como crecen, para encontrar un sentido a la vida. Un poco irónico, porque para que podamos vivir necesitamos de algo que no podamos responder y caminar a tientas, derecho, marchante y sonante a un fin anticipado...amarga película y despiadado director.
Hoy en día la gente ya no habla mucho de la magia, ni de Dios, ni de religiones o culturas extranjeras, hoy en día se habla de dinero y el ultimo eslabón material que compré la semana pasada, cadena que es producto de una soledad infartante o sentimientos telúricos y terrestres de un bienestar que no manejamos nosotros, sino el jefe, el jefe de nuestro jefe y finalmente la economía que recae en el puñado de unos pocos... hoy en día son nuestros dueños.

Creo que el amor es el unico sentimiento que burla las cárceles de este mundo, es algo libre. No se puede forzar ni tampoco atesorarlo de manera egoísta, porque siempre se escapa o simplemente muere. Como aprendí un tiempo, se le atribuye desde su génesis misma algo del orden de lo milagroso...y como no, si el amor mismo es un milagro. ¿de dónde nació?.


Así termino mi verborrea carente de todo sentido...pero a veces hay que detenerse y parar de darle sentido a todo...a veces hay que hablar de incoherencias, de cosas sin importancia.
Dejar de darle una racionalización a la vida que termina por degradar la magia existente en ella.

Ese es mi problema, eso es lo que hago...quizá me tomo todo demasiado en serio o quizá vivo mucho en las nubes, esas de algodón que pintan los niños en cada dibujo, pero que consiguen tocar hasta sin alas.


Voy a tomarme un día para mí, solo para mí...lo necesito.

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