Crecer



Palabras no me faltaron. Estuvieron en distintos tonos con una firmeza diferenciada por cada persona que se dirigió a mí: A lo que soy y a lo que hago.

Básicamente me percaté de que, más allá de ser lo que ahora he logrado ser, sigo siendo muy pequeño, un niño llorón.

Me sentí (y que la verdad ahora empape mis palabras) me sentí un estúpido, poco hombre, amparado en raíces que ya se desvanecieron hace mucho. Sé que la he cagado.



He de enfrentar esto, y creo que será un gran paso. He de hacer lo que mi corazón quiera estallar, lo que me quiera susurrar y lo que quiere hacer entender.


Ya no quiero ser más un niño llorón.

No hay comentarios: